Hace mucho tiempo, diría yo que hace casi mil años, un grupo de amigos decidimos escribir unos relatos cuyo único tema sería un continente. Los sorteamos y a mí me tocó bailar con la más fea “Oceanía”. El otro día encontré las notas de un relato que jamás escribí. Había una montaña encantada, dos viejos amigos y calcetines, muchos calcetines. Nunca llegué a terminarlo ni sé cómo lo terminaría. Pero sería interesante.