La joven no era más que una sombra negra alargada. Estaba sentada con tranquilidad en un banco del parque. Fumaba un cigarrillo. Una mujer la miró con desaprobación. Llevaba mirándola toda la tarde. Esa tarde no había tenido mucho trabajo, había tenido tiempo de fumar un par de cajetillas de tabaco.
La mujer se acercó a ella. Después de pensárselo un instante se sentó junto a ella. Ella estaba relajada y a la vez expectante. Tenía cierta curiosidad.
La mujer comenzó a hablar. Ella había oído mil veces los mismos rollos, pero aceptó el discurso con una sonrisa. La verdad es que había empezado a aburrirse y la mujer era tan aburrida que podía ser un agradable entretenimiento. Oía el murmullo de sus palabras en su cabeza. Ni siquiera se molestaba en escucharla, era mejor así. De repente en medio de la verborrea anti-tabaco el busca sonó. Aunque le pesó, debía admitir que se alegraba de poder hacer algo. Miró el busca, lo apagó.
–Todo el día con el aparatito a cuestas, es un calvario. ¿A qué se dedica, joven? –preguntó tremendamente interesada.
–Lo mío es el transito.
–¿Trabaja para Tráfico?
–No. Lo mío son los fallecimientos, las mortalidades, los óbitos, las defunciones,... el transito.
–Trabaja en una funeraria.
–No. Soy la Muerte –se envolvió en su capa invisible y desapareció ante los ojos de la aterrorizada mujer.
La mujer se acercó a ella. Después de pensárselo un instante se sentó junto a ella. Ella estaba relajada y a la vez expectante. Tenía cierta curiosidad.
La mujer comenzó a hablar. Ella había oído mil veces los mismos rollos, pero aceptó el discurso con una sonrisa. La verdad es que había empezado a aburrirse y la mujer era tan aburrida que podía ser un agradable entretenimiento. Oía el murmullo de sus palabras en su cabeza. Ni siquiera se molestaba en escucharla, era mejor así. De repente en medio de la verborrea anti-tabaco el busca sonó. Aunque le pesó, debía admitir que se alegraba de poder hacer algo. Miró el busca, lo apagó.
–Todo el día con el aparatito a cuestas, es un calvario. ¿A qué se dedica, joven? –preguntó tremendamente interesada.
–Lo mío es el transito.
–¿Trabaja para Tráfico?
–No. Lo mío son los fallecimientos, las mortalidades, los óbitos, las defunciones,... el transito.
–Trabaja en una funeraria.
–No. Soy la Muerte –se envolvió en su capa invisible y desapareció ante los ojos de la aterrorizada mujer.
2 comentarios:
Qué bueno!!!
Me gustó. Jejejeje
Me recordó a esto, seguro que te gusta:
http://www.youtube.com/watch?v=McaTJXgE8X4
Publicar un comentario