miércoles, 28 de mayo de 2008

esbozo

Siento como propio, como algo conocido, esa especie de alineamiento que siente el personaje de Woody Allen en casi todas sus películas, esa especie de Anhedonia que le persigue y que le hace difícil, si no, imposible ser feliz en la vida a pesar de ser amado, tener éxito, ser reconocido… y tener la posibilidad de hacer lo que le gusta.

Entiendo ese alivio que siente leyendo un buen libro, escuchando una gran canción, pero sobre todo dentro de una sala de cine.

Ese alivio, ese soñar despierta en la sala de un cine, en el que a veces (muchas veces, miles de veces, millones de veces) tu mente se despierta, y tu imaginación empieza a fantasear y te hace formar parte de la escena, recitando los diálogos de Blanche Dubois y Stanley Kowalski, o te ves pidiéndole consejo a Bogart en asuntos amorosos, o crees que puedes entrar en la pantalla o hacer que salga de ella quien tu quieras, el protagonista de la película un aventurero que se ha fijado en ti, en tu cara triste y quiere conocerte.

1 comentario:

Mtiag dijo...

Y se vive, guapísima, y se vive. Saludos. Un beso.